Crisis, medidas de ajuste, prima de riesgo, rescate financiero, contagio... Parece como si los medios de comunicación (o quienes mandan en ellos) quisieran menoscabar nuestras esperanzas y sumirnos en la más profunda de las depresiones.
Es cierto que la situación actual dista mucho de ser la ideal, aunque no por ello debemos dejarnos llevar por la desesperanza, la apatía o sentimientos similares.
Pienso que los momentos de crisis se han de aprovechar para reflexionar, para reinventarse y para buscar vías alternativas que nos hagan abandonar este camino que pareciera no tener salida. Ahora es el momento de cambiar de chip, de ser conscientes que el mundo y el mercado laboral está cambiando.
Tras la crisis nacerán nuevas profesiones y morirán otras; hay que asumirlo. Siempre ha sido así. No tengo una bola de cristal ni ningún tipo de don extrasensorial para poder vislumbrar esta evolución del mercado de trabajo, aunque sí que tengo claro que la formación continua es una de las principales bazas con las que contamos.
Debemos prepararnos para afrontar nuevos retos, formarnos en habilidades personales (llegar a ser emocionalmente más inteligentes, por ejemplo), en nuevas herramientas de trabajo, idiomas... en definitiva, en todo aquello que en su día retrasábamos poniendo cualquier excusa y que hoy en día ha de formar parte de nuestra palanca de cambio.
Queda mucho por hacer y, a pesar de ello, considero que las ganas de aprender, de adaptarse y de llegar en plenas condiciones al pistoletazo de salida de esta "nueva época" debe prevalecer sobre los conceptos y sentimientos de los que hablaba al principio.
¡Ánimo y suerte!
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